15.6.08

¿Dosis de realidad o gusto por la sangrecilla? .- Edgar Jiménez Triguero

Ayer, o anteayer, ojeaba el periódico "El País" en el metro, buscando la tira de Forges... en esto me encuentro a cuatro columnas una fotografía: la mano del cadáver de una niña, uñas moradas, apretando un bolígrafo en su último gesto antes de morir sepultada por los escombros de su colegio, en China, tras los terremotos.
En ese momento recordé el reportaje de Telemadrid que la semana pasada narraba cómo una anciana había muerto atropellada. En el último plano de este reportaje la cámara se cerraba sobre el cuerpo cubierto por una manta, justo en el momento en que el viento la levantaba y dejaba al descubierto un pie de la víctima. Recuerdo también el interminable desfile de imágenes de cadáveres flotando en inundaciones, cuerpos mutilados en Irak ...recuerdo incluso hace un par de años, cuando Antena 3 compró a un videoaficionado una grabación en la que un amigo suyo perdía la vida al hacer puenting con una cuerda demasiado larga. Muy orgullosos de su adquisición la pasaron 2 ó 3 veces al día durante una semana.

Me paro a pensar y no se qué decir: por un lado está el derecho a la información, la libertad de expresión, y sobre todo el que para mí debería ser el mayor reto de un periodista: mostrarnos a todos sin ningun tipo de filtro las consecuencias globales del sistema en el que estamos metidos.

Por el otro: ¿dónde terminan las nobles intenciones y los sagrados derechos, y dónde comienza el morbo y el sensacionalismo? ¿realmente es necesario llegar a ese punto?


1 comentario:

Anónimo dijo...

como dije en el examen del libro todos tendríamos que tener total libertad con el límite de no ofender o hacer daño (físico o mental)a los demás, pero claro ¿quién es el más adecuado para ponerlo? de todas formas, si comparas nuestra tele con la de otros países te darás cuenta de que (desgraciadamente)aquí manda mucho el morbo